Las prioridades son otras

A cualquier equipo de gobierno de cualquier ciudad de España le gustaría que al llegar las fiestas de la ciudad poder abrir el grifo y dejar correr el dinero con el que satisfacer las demandas de los ciudadanos y llenar la ciudad con los mejores grupos musicales, las mejores atracciones y la máxima oferta lúdica y festiva posible.

No hemos de negar que durante años pasados así ha ocurrido con excesiva frecuencia en muchos puntos de nuestra geografía, incluido Vinaròs, donde era habitual que el gasto en la partida de fiestas se disparase hasta los 800.000 ó 900.000 euros anuales. En el año 2012 el actual equipo de gobierno ya redujo esa cifra hasta los 600.000 euros y para el año 2013 hemos presupuestado una cifra que no alcanza los 400.000 euros. El motivo es uno, entendemos que las prioridades de los ciudadanos hoy son otras y que las fiestas deben limitarse a aquello que podemos gastar después de atender las prioridades.

A la pregunta sobre si las fiestas necesitan más o menos dinero no hay una respuesta clara. Pensamos, y así lo creen también muchos ciudadanos, que un mayor gasto no asegura una mejor fiesta, que los euros no son directamente proporcionales a la diversión. Por eso es momento de unir esfuerzos, gestionar mejor y analizar bien cada uno de los gastos que se ocasionan.

Somos sabedores que las fiestas de Carnaval, la Semana Santa o las tradicionales fiestas de San Juan y San Pedro son también un atractivo turístico que generan un beneficio a determinados sectores de la ciudad. Y ahí es donde debemos buscar la implicación y la colaboración de todos. En momentos como los actuales donde las administraciones públicas no pueden llegar a todo, es fundamental e imprescindible que el sector privado que mayor beneficio obtiene de ese incremento de visitantes también aporte, en la medida de lo posible, aquellos recursos económicos que complementen los que puedan destinarse desde el Ayuntamiento.

No se trata de buscar que el Ayuntamiento no pague, pero sí se debe buscar que todos los que obtienen un beneficio de la fiesta, bien sea en diversión o en beneficio económico, colaboren en el mantenimiento de la misma.

En estos momentos cualquier gobierno responsable hace lo que estamos haciendo en Vinaròs, reducir los gastos de fiestas y cultura para poder incrementar, o al menos mantener, las subvenciones y ayudas para las familias que más lo necesitan.

Los ciudadanos son hoy más conscientes que nunca que los recursos son limitados y que deben destinarse donde todos sabemos que hay que destinarlo. La fiesta será igual fiesta si nos juntamos todos, si olvidamos las rencillas personales que podamos tener y ponemos cada uno el granito de arena correspondiente. Vinaròs es una ciudad alegre, festiva y divertida y ese carácter no depende de unos miles de euros más o menos. Demostrémoslo.