Según la Real Academia Española de la lengua la coherencia es la actitud lógica y consecuente con los principios que se profesan. Y en el Partido Popular nos creemos que la política y la gestión pública debe basarse en unos principios, en unos valores y en la coherencia de todos ellos en las decisiones que se toman cada día.
Alsina y el PSPV-PSOE siguen sin explicar los verdaderos motivos de la dimisión de la concejala de Educación. Ni una rueda de prensa para informar a los vinarocenses, todo oculto, intentando que cuanta menos gente sepa de la dimisión mejor, y si es posible que nadie más fuera de la sede del PSOE conozca los verdaderos motivos. Ya ocurrió en la primera legislatura con Alsina en el gobierno, una dimisión de una concejala que explicó de forma clara y contundente que las prioridades del gobierno no eran las que se prometieron en campaña electoral.
Pedir coherencia puede parecer lo máximo, cuando en realidad es lo mínimo que se debe exigir a todos aquellos que nos presentamos a las elecciones. Quien en campaña electoral pide el voto para cambiar a un gobierno que considera ineficaz debería ser coherente consigo mismo y mantener ese criterio sea cual sea el resultado de una votación. Quien en sus funciones de gobierno fracasa en la gestión de los fondos EDUSI debería ser coherente con lo anunciado en el momento de la presentación del proyecto y dimitir de las responsabilidades políticas.
Es verdad que no podemos esperar del PSPV-PSOE que sean coherentes porque llevan ocho años de gobierno y no lo han sido en ningún momento. Han cambiado de criterio siempre que les ha interesado, aunque haya sido en perjuicio de Vinaròs, han votado en contra de su propio Alcalde para evitar el debate público cuando subieron la tasa del Consorcio de residuos, han aprobado presupuestos que después ni se han molestado en intentar cumplir y no ha pasado nada.
La coherencia debe ser un valor de todos aquellos que nos dedicamos a la política. La ciudadanía no es tonta, sabe perfectamente lo que dijimos cada uno de nosotros en la última campaña electoral y en los últimos cuatro años y por eso siempre acaba castigando a quienes prometen una cosa y hacen la contraria. Así de simple. Renunciar a presentar el presupuesto municipal para 2023 es motivo más que suficiente como para censurar a un gobierno.