Desde hace poco más de seis meses el Ayuntamiento de Vinaròs está centrado en gestionar aquello que durante demasiados años estuvo abandonado. Toca recuperar el tiempo perdido, el gobierno municipal trabaja con unos objetivos marcados, con unos planteamientos conocidos por todos y con la ilusión de aquellos que desde el primer dÃa nos pusimos manos a la obra en beneficio de la ciudad.
Por desgracia quienes en ocho años no hicieron absolutamente nada, están empeñados en dividir, en generar alarmas entre la población y en buscar polémicas estériles que ya nadie les compra.
El PSPV-PSOE anda entre la frustración y la desesperación. Se levantan por la mañana y afirman que todo lo que se hace ahora es cosa de su herencia, al dÃa siguiente cambian de opinión y resulta que no se hace nada, y al tercer dÃa dicen que lo que se hace no es lo adecuado ni lo correcto. Vamos, que lo que podrÃan hacer es ordenar sus ideas y realizar una oposición algo más constructiva.
Porque si algo queda claro es que cuando el PSPV-PSOE perdió el poder también perdió su sonrisa, aquella polÃtica que decÃan en positivo y que ha mutado en crispación, polémica, trolls en redes sociales y mucho odio hacia aquellos que no pensamos como ellos. Los insultos que de forma periódica nos dedican al equipo de gobierno bien por su boca, bien por boca de otros en redes sociales nos animan a seguir trabajando por Vinaròs y nos reafirman en la necesidad que tenia nuestra ciudad de un cambio de gobierno.
A mucha gente les gusta el teatro, pero en los espacios destinados a ellos, y no en la polÃtica municipal. Las frases grandilocuentes pensadas la noche anterior e interpretadas ante un cámara son vistas hoy por la mayorÃa de vinarocenses como un espectáculo de tercera sin ninguna gracia, ni mucho menos credibilidad.
A la polÃtica agrÃa de la izquierda se suman algunos teóricos en las redes sociales que buscan, con sermones literarios largos pero poco elaborados, satisfacer egos personales y buscar el aplauso fácil de los cuatro acólitos de siempre. Allá ellos si se conforman con su pequeña parroquia.
Y mientras tanto el gobierno municipal sigue solucionando problemas y trabajando en nuevos proyectos que el tiempo hará que sean visibles a los ojos de los vinarocenses. Y como ellos lo saben, por eso han perdido la sonrisa.